En Oranienburg se encuentra el campo de concentración de Sachsenhausen, una visita que no es precisamente agradable, pero creo que si necesaria, para que podamos ver con nuestros propios ojos el alcance del genocidio que hicieron los Nazis.
Este campo a parte de lo ya evidente, también se utilizaba para la falsificación de dinero, de hecho los internos en esta prisión, lo hicieron tan bien que al finalizar la guerra tuvieron que retirar toda la moneda por que no sabían distinguir los billetes verdaderos de los falsificados.
A veces caminaba por la gran ciudad adquiriendo matices que quise retratar, por pueblos de montaña o de mar. Claro que no residí en todos los lugares, no fui a las guerras de Vietnam o Irak, no pude fotografiar la hambruna en la India o África negra ni la corrupción de los dirigentes en los países sureños aunque ésta se conozca en cualquier distrito. No viví tornados ni huracanes en Centroamérica, inundaciones en china o Japón, no recorrí los éxodos de los sintecho, de los desheredados de la tierra ni anduve por los campamentos de refugiados o los campos de concentración nazi…más siempre se huele en el ambiente la hipocresía y la miseria interior de los que nos mal llamamos humanos civilizados.
ResponderEliminarA veces transitaba por territorios donde imperaban el caos y la mafia, la prostitución, la locura, gente perdida en el interior del mundo de la drogadicción, del alcoholismo y bajo los borrascosos allanamientos de la razón, familias maltratadas y maltratadores de lo ajeno, perturbadores de la naturaleza.
Las instantáneas que aquí cito no tratan de concienciar, sensibilizar, instruir o refrescar la memoria olvidada de un mundo superficial, frívolo…sin equipaje…Simplemente diseño aquello que vi en su momento y tal vez si sirve de algo sea para perpetuar el paisaje del entorno, crear testimonio y algunas postales vacacionales con el fin de visionar en un futuro…no más.
A veces pienso que el arte, tal como nosotros lo entendemos, no existe… tantos millones de dólares por una firma, una canción, un deporte, crea una aureola de mítico morbo…una deformación humana que destruye lo artesanal y convierte en negocio. También hay que madurar quién es el verdadero artista: el que construye la obra, el que la promociona y vende, o el que sabe apreciar su valor más intrínseco.
A finales del siglo XX y principios del XXI han desaparecido aquellos que creían en el arte, los citados mecenas y concurre el denominado marketing… cualquier obra es considerada por el valor material que puede generar y el que se quieran gastar en promoción - ahí está el gran mercado industrial, señores, Consuman-
A mediados del siglo XIX se creó la fotografía como instrumento pictórico, qué fácil era hacer un retrato en cualquier país, a la hora de luz que se pretendía y pintarlo en el hogar cuando uno dispusiera sin modelo ni preocupación de tiempo…
Creo que el arte es todo… a veces nada.
A veces miraba por el objetivo de la vida con verdadero ímpetu social, me llamaban la atención esos seres cubiertos de cicatrices, marineros buscando problemas en el puerto, deambulando por el barrio chino de Barcelona al encuentro de sirenas “ femmes fatales”.Brazos tatuados y copas en el cuerpo…esas noches de neon, lluvias torrenciales y oscuridades fusionando en sus estrechitas calles adoquinadas, repletas de bares concurridos y personajes variopintos, a toda una inmensa gama de celebres modelos para mi ávida cámara, borrachos, prostitutas, pescadores, tullidos, hombres y mujeres marcados por la dureza y el clima.
Sin embargo el miedo a ser devorado y a que me “jodieran la máquina del tiempo”, me impidió hacer estas arriesgadas fotografías, así pues escogí temas como el paisaje, retrato, fotos de viaje, algún que otro desnudo y las piedras que encontré por el camino…
K.B.C -2005-
Molt xulo Kim.......
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